El universo de los sueños, ¿realidad o fantasía?

 

Un mundo infinito ante nosotros. Los sueños nos muestran nuestra propia realidad y nos ofrecen un sinfín de posibilidades de creación, autoconocimiento y desarrollo personal. Adentrarnos en su interpretación nos permite conocer la increíble capacidad de nuestra psique y nos aporta un mayor entendimiento de nuestra existencia.

Los sueños son el resultado de ese viaje que emprendemos cada noche a las profundidades de nuestro inconsciente. Nuestro cuerpo entra en reposo y nuestra mente lógica descansa, es entonces cuando la mente inconsciente se dispone a reorganizar, liberar y ordenar nuestros sentimientos y emociones, con el único propósito de mostrarnos una realidad para ser comprendida.

Sentimientos y emociones que nos negamos para no entrar en conflicto con las personas con las que nos relacionamos; instintos y deseos que rechazamos por nuestros miedos, creencias o responsabilidades y pensamientos o experiencias que no hemos sabido gestionar y que han provocado en nosotros un gran impacto emocional.

Todo ello queda almacenado en nuestro inconsciente y es a través de los sueños cuando va a encontrar la vía de salida para manifestarse, con el objetivo de liberar nuestras emociones y conseguir la aceptación y el aprendizaje que traen consigo. Si no es así, continuamente se repetirán situaciones similares hasta que logremos entender por qué suceden, las aceptemos,  consigamos integrarlas, para finalmente ser transformadas. Este es, sin duda, el gran aprendizaje de nuestra vida.

 

La interpretación de sueños, una práctica milenaria.

 

El interés por los sueños y su interpretación ha estado muy presente a lo largo de toda la historia de la humanidad. En sus orígenes, los sueños se les atribuían a las culturas chamánicas, todo aquello que escapaba de una lógica coherente se consideraba mágico, relacionándolo con brujos y hechiceros. Para los chamanes, las representaciones oníricas eran conexiones a otras realidades superiores.

La mayoría de las culturas antiguas coincidían en la importancia del mundo onírico y su razón de ser. Es en el año 3100 a.C. cuando se descubre el primer testimonio de un sueño, gracias a los relatos del legendario rey Gilgamesh, en unas tablillas que sobrevivieron al tiempo y que contenían revelaciones oníricas consideradas profecías; los antiguos egipcios contaban con jeroglíficos que ilustraban sueños; para los griegos eran premoniciones; a los romanos les servían de conexión con lo divino y lo espiritual; los tibetanos fueron los pioneros de los sueños lúcidos y para la cultura china era el nexo de unión con el reino de los muertos y los espíritus.

A principios del S.XX surge la obra más relevante sobre la interpretación de sueños de Sigmund Freud, considerado el padre del psicoanálisis y su teoría del inconsciente y es su discípulo Carl Jung, quien a pesar de rebatir algunas de las ideas de su mentor, continúa con algunas de sus teorías que sí que compartía, integrando además el concepto de arquetipos e inconsciente colectivo.

En la época actual siguen existiendo numerosos estudios sobre los sueños y el deseo de conocer su interpretación y significado. Grandes investigadores y analistas de sueños continúan buscando explicación al misterioso mundo onírico.

 

Los sueños, ¿realidad o fantasía?  

Te has planteado alguna vez esta pregunta ¿Y si es más real de lo que pensamos, todo aquello que sucede en nuestros sueños, cuando la que está activa es nuestra mente inconsciente?

Quizás no le damos la importancia que requiere porque nuestro inconsciente se manifiesta de forma metafórica y a través de imágenes y, a priori, nuestra mente consciente, sumergida en el caos que muestra el sueño, no puede aplicar su lógica para llegar a un entendimiento.

Es después de analizarlo e interpretarlo cuando descubrimos que corresponde a los verdaderos sentimientos y emociones que sentimos frente a las situaciones de nuestra vida.

Nuestra mente consciente está influenciada por todo aquello que sucede en el exterior. Los límites, miedos y creencias asociadas, en muchas ocasiones, condicionan nuestra forma de actuar, impidiendo que nos mostremos como realmente deseamos.

 

El inconsciente te permite acceder a tu verdadera realidad.

 

Los sueños manifiestan todo aquello que estando despiertos somos incapaces de hacer, expresar o reconocer. Los sueños son verdades disfrazadas entre metáforas, imágenes y símbolos entrelazados.

 

Una gran fuente de inspiración y creación.

La musa de la inspiración ha aparecido en los sueños de grandes escritores, compositores, ciéntificos, pintores, poetas… a lo largo de nuestra historia, quienes nos han regalado obras maravillosas en donde han plasmado su talento de las ideas surgidas tras el despertar de su mundo onírico.

 

Desde la emblemática canción, I can’t get no satisfaction, de la banda inglesa The Rolling Stones, relevante para la historia del rock; la obra literaria Frankenstein de Mary Shelley; la Teoría de la Relatividad de Albert Einstein, uno de los físicos más importantes de la historia; la famosa melodía de la canción Yesterday de Paul McCartney… y podríamos continuar nombrando a muchos más artistas y científicos que han confiado en información muy valiosa que les han mostrado sus sueños.

Y es que nuestros sueños, además de alertarnos o proporcionarnos respuestas y soluciones a nuestros conflictos o problemas emocionales, también pueden despertar en nosotros nuestra creatividad e inspiración para conseguir grandes creaciones, así como la consecución de importantes logros en la vida.

 

Los genios plasmaban en sus obras lo que revelaban sus sueños.

 

Aquietar nuestra mente consciente. Liberarla de todas aquellas cargas, preocupaciones y obligaciones que ha generado el ser humano, provocadas por el ritmo frenético y competitivo al que nos somete esta sociedad impuesta. Conectar con nuestro yo superior y dejar que nuestro inconsciente manifieste libremente toda su creatividad e imaginación. ¿Y qué conseguiremos con ello? Acercarnos a nuestra verdadera esencia, la esencia del ser, volver a nuestro origen.