Por que sentimos miedos?
El miedo es necesario, es el instinto de supervivencia de cualquier especie.
Generalmente definiríamos el miedo como una emoción que va enlazada con la percepción de un peligro externo o interno. Este peligro puede situarse en un pasado, presente o futuro, dando como resultado un sentimiento aflictivo.
Pese a que puede llegar a ser un inconveniente para nuestro comportamiento en el día a día, el miedo es necesario, es el instinto de supervivencia de cualquier especie y por mucho que lo deseemos no podemos hacerlo desaparecer, sino saber sobrellevarlo.
Saber sobrellevar un miedo es conocer qué nos lo provoca, qué nos hace sentir, en qué parte del cuerpo lo sentimos e intentar buscar si en algún momento hemos experimentado algo parecido. Siguiendo este esquema nos ayudará a saber si anteriormente han habido factores que hayan podido influir en su desarrollo y, si es el caso, realizar una especie de itinerario para comprender de dónde proviene. De esta manera, podremos cambiar nuestra conducta en aquellas situaciones donde tenga mayor o menor influencia.
Llegados a este punto, una fobia-por ejemplo-surge de una mala experiencia que hemos experimentado; otorgando a ese recuerdo un estímulo negativo-parecido al estudio de los perros que realizó el fisiólogo Iván Pavlov-.
En estos casos, el procedimiento es el mismo:
Alguien que tenga fobia a las arañas, sabemos que el animal es quien le provoca el sentimiento de angustia; seguidamente deberíamos saber qué le hace sentir y en qué parte del cuerpo. Después de darle forma y lugar a ese sentimiento es más sencillo localizar otros aspectos que haya vivido e-como he mencionado anteriormente-introducir un cambio o estímulo positivo que pueda ayudarnos a saber sobrellevarlo.
El condicionamiento puede ser un motivo por el cual sentimos miedo, pero no es el epicentro ni tampoco fundamental en su aparición.
Sea cual sea el punto de origen no hay miedo sin imaginación.
El saber es lo que nos vuelve temerosos, cuánto más sabemos mayor es la incertidumbre. Y cuanta más incertidumbre mayor es la carga de las dudas. Es angustioso vivir con muchas.
La creatividad se le atribuye al hemisferio derecho del cerebro, lugar donde encontramos a la imaginación.
Como he mencionado anteriormente, la imaginación es el factor fundamental por el cual el miedo subsiste, prevalece, siempre y cuando ese miedo provenga de un recuerdo anterior, ya sea en fobias o en conductas que hayan generado un estímulo desfavorable y condicionado cara a futuras interacciones.
De acuerdo con lo anterior explicado, podemos afirmar que cuanto más aprendemos más miedo podemos obtener si no gestionamos adecuadamente ese aprendizaje. El saber es lo que nos vuelve temerosos, cuánto más sabemos mayor es la incertidumbre. Y cuanta más incertidumbre mayor es la carga de las dudas.
¿Por qué el conocimiento incrementa la duda?
Inconscientemente, el ser humano hace una selección de aquello que aprende. Limitamos las creencias y adaptamos aquellas que mejor concuerden con nuestra personalidad. Esta selección desarrolla un esquema mental por el cual nosotros percibimos la realidad; de ahí la frase: Cada uno lo vive a su manera.
¿Qué tiene todo esto que ver con el miedo?
Pues que siempre tendemos a protegerlas y cuando estas peligran aparece el cambio.
El cambio es tan necesario como angustioso. Todo está en constante cambio, las estaciones, los días de la semana, los meses, … Y-obviamente-también nosotros. No podemos depender de una creencia sólida aunque siempre lo hacemos. Hay que adaptar nuestro ser de la misma manera que el cuerpo se adapta a los cambios meteorológicos-como por ejemplo el cambio en el que se sucumbe la piel en verano-. Aceptar el porvenir y ser conscientes de que absolutamente nada es definitivo.
Tal vez si fuésemos más flexibles, el futuro-y la incertidumbre que nos genera el querer saber dónde y cómo quedará lo que tenemos-nos resultaría más ameno.
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Por Juan Cabeza, Diciembre 2020.